martes, 27 de mayo de 2008

Quítenme el dedo

Alien [blackhat4all@gmail.com]

Después de tantos artículos sobre la cultura Hacker y demás temas, pensaran o que me he vuelto loco o que no es el mismo Alien el autor de este texto.

Si alguien me preguntara de donde salió todo este lío de la cultura Hacker, respondería sin dudar que del MIT, no solo por haber salido de ese lugar muchas de las cosas que hoy usamos, ni por ser el origen como tal de la palabra, sino porque fue allí donde se reunió el primer grupo que inició todo este movimiento y donde quizás, se plasmaron los primeros principios.

En un inicio la palabra era totalmente desconocida, solo era del dominio de unos pocos, pero con el tiempo se fue haciendo popular gracias en parte a las “travesuras” de estos Hacker de entonces. Igualmente, mientras se iban insertando más personas en estos improvisados grupos, era necesario que fueran aprendiendo poco a poco las bases que tenía esa nueva cultura, para poder así cumplir los requisitos y formar parte de esa naciente comunidad.

No se sabe a ciencia cierta como fue que evolucionó, pero lo que empezó como un juego de niños, fue cogiendo madurez, se fue consolidando poco a poco como una verdadera cultura de la que muchos se alimentan hoy, pero basta ya de hablar del pasado, corramos un poco más adelante para centrarnos en nuestros días.

Estoy casi seguro que la mayoría de los jóvenes de hoy que estudian carreras informáticas o tienen una estrecha relación con esta profesión, lo primero que quiere hacer en su vida es Hackear un súper servidor, entrar en una base de datos de algún lugar súper restringido, romper la seguridad de un súper sistema de cifrado o cosas por el estilo. Y me atrevería a decir que casi todos, porque yo también pasé por esa etapa y al igual que muchos de mis compañeros de estudios tenía esas ilusiones en la cabeza.

Todos quieren ser súper Hacker, pero no programando, o pasando horas delante de un ordenador tratando de descifrar su funcionamiento, o compartiendo información con los semejantes, o… El Hacker de ahora quiere ser Hacker utilizando el método fácil:
1. Escuchas sobre algo interesante.
2. Buscas en Google
3. Encuentras una página de descargas
4. Te bajas el programa
5. Aprendes a trabajarlo
6. Sorprendes a dos o tres de tus amigos que aún no se han graduado de Operadores de Micro
7. Te autodenominas Hacker y te quedas sentado en tu casa echándote fresco.

No se cuales fueron las intenciones de los primeros Hacker que existieron, lamentablemente nunca estuve codo a codo con ninguno, pero estoy casi seguro que esta no era la forma en la que adquirían sus reconocimientos e iban dándose a conocer en su subterráneo mundo.

En mi opinión personal, pienso que dentro de algunos años la cantidad de “Hacker” sea el doble de lo actual. Y es que es muy fácil lograr echar un servidor abajo aplicando el archiconocido ping de la muerte pero… ¿alguien sabe realmente como funciona? (muy pocos).

Por otra parte, la cultura Hacker se ve constantemente amenazada por la prensa y demás medios de difusión. No es raro ver como se dispersa por toda la red la noticia de un ataque lanzado por un “hacker” a una empresa de calculadoras (por poner un ejemplo).

Cada una de estas cosas que son achacadas a los Hacker, lo que hacen es ensuciar el nombre de muchos que se han aferrado a descubrir, inventar y poner en manos de todos las nuevas tecnologías. Que pensará Stallman, creados de tantos programas y más conocido por su campaña a favor del Software Libre, cada vez que se difama de esta manera acerca de los Hacker siendo el, considerado por todo el mundo, como uno de los representantes de esta cultura. O que dirá el rostro de Microsoft, software que corre actualmente en casi el 90% de los ordenadores del mundo o Linus, creador de ese sistema operativo que poco a poco se está generalizando y por el que fuertemente está abogando nuestro país cuando escuchan cosas como estas.

Pienso que cada cual debe jugar su papel y tratar de dejar su aporte en la sociedad. Si se puede, hacer que los Cracker dejen de jugar a los malos, bien, de lo contrario, es casi nuestra obligación y compromiso con estas personalidades, de darle a los medios motivos suficientes para que, como decimos en buen cubano, “nos saquen el dedo”.



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