lunes, 29 de octubre de 2007

Juegos Reales

Alien [blackhat4all@gmail.com]

Hace un tiempo atrás, cuando la conectividad para mi era algo más que utópico, recuerdo que un compañero de universidad me comentaba sobre la existencia de una página en la que al entrar, uno se convertía en incubador de cuanto virus existiera en la red. Sin embargo para nada era peligroso, ya que el objetivo de la página como tal, era el de hacer una guerra de programas, en la que cada programador tenía que garantizar la supervivencia de su código y la destrucción lo antes posible del proceso que estuviera tratando de atacar al suyo.

No se cuanto de real tenía ese comentario, ya que desgraciadamente, quien me lo dijo es una de esas personas que tienen muchos tíos o primos y cada uno de esos familiares tiene más de 20 historias. Pero si se que los inicios de los virus estuvieron dados por programadores aburridos que en sus tiempos libres se dedicaban a crear unos programas para luchar contra otros creados por sus compañeros.

Cierto es que, si bien los programas de ese tipo no eran considerados como virus, al terminar el juego tenían que ser eliminados de la memoria, pués por error de código podían dirigir su ataque contra una aplicación que no estuviera en la arena de combate. No se cuantas horas habrán dedicado esos programadores a escribir ese tipo de código, como no se que popularidad tuvo eso en la comunidad de programadores de aquel momento, pero lo que nadie puede negar, es que indiscutiblemente eso aumento la creatividad de los autores, haciendo que desarrollaran habilidades superiores.

En aquel tiempo los sistemas operativos visuales no existían, solo teníamos delante una consola en la que teníamos que teclear cada comando, sin embargo, tengo que reírme de la ingeniosidad de aquellos programadores que de seguro pasaban horas tratando de mejorar sus técnicas, tratando de implementar algoritmos más eficaces, más potente con los que pudieran expulsar de la memoria a todos los procesos y quedarse activos ellos solamente.

Durante un tiempo fue también la delicia de muchas de mis amistades un juego que se nombraba Cbot. El mismo consistía en un programador que estando en el espacio tenía la misión de programar en C++ un robot para que hiciera una tarea determinada. Básicamente el juego no tenía atractivo que no fuera el ver como nuestro robot ejecutaba una a una las instrucciones que le suministrábamos. Y siguiendo por la misma cuerda de los juegos, puedo mencionar al famoso Uplink.

No pienso que exista un fanático de las computadoras, que no se haya lanzado a probar suerte hackeando servidores por todo el mundo con este juego. Realmente emocionaba ver como los intervalos del pitido del Tracer se hacían cada vez más cortos hasta que o te desconectabas o te desconectaban.

Cada misión más compleja que al anterior, y en lugares de cada vez más difícil acceso, iban aumentando nuestra posición en una especie de Ranking, en el cual, por supuesto, empezábamos como simples novatos, pero después de mucho jugar, nos convertíamos en una especie de Gurú.

No creo que la emoción de estos juegos radique en el gráfico, ni en la cantidad de balas que se disparan, ya que por lo general, estos no son aplicaciones que requieran de potentes tarjetas de video, sino más bien, aplicaciones en las que lo que más vale es el ingenio y la astucia de poder crear.

Comentando hace solo unos días con un amigo, este me hablaba de la existencia de un evento celebrado al menos una vez en los estados Unidos, el cual se nombró ViriGames.

El mismo consistió en colocar en una máquina todos los programas creados, y estos tenían que atacar a los demás cuidando siempre de no crear perjuicios mayores al sistema.

Cada programador, después de haber compilado su ejecutable, lo coloca en la computadora y después de ejecutarlo, los programas quedan a la espera de una señal. Habiéndose dado la señal, lo primero que debe hacer el software, es crear una carpeta en su misma dirección y dentro de esta colocar un archivo con determinada contraseña, y luego de esto, debe buscar por toda la máquina los demás archivos que también fueron creados por los otros programas, pero a la vez debe ser capaz de proteger el que el mismo ha creado.
En este evento las reglas fueron simples:

  1. No desestabilizar el sistema.
  2. No reiniciar el equipo.

Cuando uno de estos programas logra adueñarse de alguno de los archivos creados por los demás, envía el contenido a su creador o lo sube a un FTP, quedando como ganador el programa y el dueño que más archivos haya encontrado.

Quienes no hayan trabajado jamás en un lenguaje de programación o no sepa las potencialidades de este, quizás no encuentre diversión alguna en este tipo de juegos. Pero de seguro, el que alguna vez haya pensado o ya haya llevado a la practica algún virus o programa destinado ha tratar de ser lo más “inteligente” posible, verá aquí un lugar ideal donde poner en práctica sus conocimientos, verá en eventos de este tipo un espacio para competir de forma sana contra otros programadores, verá en juegos como estos, hasta donde realmente es ingenioso, o si lo único que sabe hacer es abrir páginas de códigos y hacer Ctrl+C & Ctrl+V.

Desde las primeras ediciones de BlackHat, siempre hemos comentado sobre la importancia de compartir información, y cuando lo hacíamos, nos referíamos a información de todo tipo. En la Informática, como en casi todas las profesiones o estudios, un factor vital para el desarrollo es el choque, la competencia, el enfrentamiento, o como diríamos en términos deportivos “el tope”.

Es muy difícil saber hasta donde uno es bueno para algo hasta que no ve lo que hacen los demás, teniendo así una herramienta para comparar, y es mi criterio que, bajo un ambiente controlado, y con reglas efectivas para prevenir trampas, engaños o posibles modificaciones de las normativas, lo que hoy se mira como un mal que se propaga sin control y que muchos llaman virus, se podría agrupar en un solo lugar, haciendo que los creadores de estos software, en lugar de implantarlos en máquinas desprotegidas y bajo el dominio de usuarios nada expertos, dejen a sus programas correr a la par de otros que, si bien pudieras ser algorítmicamente inferiores, también pudieras ser por mucho, superior a cualquiera.

No es un mérito hacer un programa que cada 5 min muestre un cartel en la pantalla de un recién iniciado en la computación y que lo único que posee es un título de “Operador de Micro”. Mérito es hacer clic en “Go!!” al mismo tiempo que otras aplicaciones, y ver como nuestro algoritmo, mil veces revisado, optimizado y generado con más de 1 semana de desvelo, logra “tumbar” a los demás y permanecer “vivo” por el mayor tiempo posible.



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